martes, 15 de julio de 2008

¿Alguien se imagina a Menem, Duhalde o De la Rúa en esta situación?

Durante dos horas Néstor Kirchner participó en una asamblea popular, con más de trescientos miembros del espacio Carta Abierta, formado por intelectuales, artistas de distintas especialidades, decanos y docentes universitarios. La invitación fue tramitada hace más de un mes pero recién se concretó el sábado, en un salón de la Biblioteca Nacional, cuyo director, Horacio González, fue uno de los impulsores del espacio. Kirchner hizo una exposición general y luego contestó preguntas. Hubo mucha presión sobre el ex presidente en cuatro temas: la cobertura del canal 7, la destrucción del INDEC, la personería retaceada a la CTA y el proyecto de construcción del tren bala. Kirchner fue aplaudido en muchos pasajes pero también silbado, una sola vez, cuando defendió el proyecto del tren bala. Lo aceptó sin enojo y expuso sus argumentos. Había pedido que lo criticaran todo lo que fuera necesario e insistió varias veces en la necesidad de contestar al desafío de la junta de desenlace, como llama a los líderes de las cámaras patronales agropecuarias, con más democracia y profundizando el proyecto nacional y popular, cuyas carencias admitió. El diálogo se caracterizó por una notable horizontalidad, Kirchner habló con humildad ante un auditorio que le hizo sentir tanto afecto como diferencias de criterio y dejó una imagen contradictoria con los estereotipos mediáticos sobre su personalidad.
Por Horacio Verbitsky.
Página 12, lunes 14 de julio 2008

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