Durante los 90 compramos televisores, microondas, todo tipo de electrodomésticos y cositas importadas made in. Porque el peso argentino valía lo mismo que el dólar de Estados Unidos, ese país con el que manteníamos “relaciones carnales” y todos queríamos visitar. De esta manera, las clases mas bajas y postergadas accedieron a cosas de ricos. Y, por un rato, creímos que lo éramos. Cómo no íbamos a serlo, nosotros que estábamos en un país que formaba parte del primer mundo.
Se amasa con trabajo y se cocina en el horno. O se pide en el bar. Se puede comprar hecha y sólo hace falta abrir la caja para empezar a comerla. Porque a la pizza podemos degustarla en la calle, no hacen falta cubiertos: alcanza con la esquina y el cartón.
Comer pizza - como siempre, como en familia, como con los amigos- , pero tomar champán. La pizza con champán representa la difícil mezcla de creer que estamos en el primer mundo y vivir en Argentina. Descorchábamos champán, y si sobraba podíamos bañarnos en él como nos enseñaba desde la tele Mariana Nannis. Consumíamos, comprábamos, nos exhibíamos. Eso era una fiesta y había que festejar.
En otro canal de la tele –que también estaba de fiesta- los economistas hablaban del “efecto derrame”. Pero el momento de las mejoras en la distribución, el momento anunciado desde la pantalla y los escritorios en el que el “crecimiento” se iba a derramar y beneficiar a los sectores populares nunca llegó.
Al final de la década los ricos eran mas ricos y los pobres eran mas pobres. Porque mientras viajábamos a Dysney, las fábricas cerraban y la desocupación crecía.
El menemismo fue el derroche. Fue ese nuevo rico que combinó hábitos disímiles. Tan disímiles como la pizza con champán. Y como quiso ser rico en serio fue al shopping y con devoción compró las mismas ropas que los ricos de las revistas, buscó las mismas marcas. Porque en tiempos así, en donde la capacidad adquisitiva era lo único que teníamos, comprar valía mucho. Y tener era pertenecer. El menemismo exaltó el consumo al tiempo que banalizó la política y vació el estado. Fue una fantasía, una fantochada, un derroche. Fue también, un robo, una traición, una estafa. Fue la fiesta menemista. Pero se terminó. En un momento, nosotros, como malos anfitriones dijimos “que se vayan todos”. Y quedaron los restos: las copas vacías. Ya no había champan para tomar, ni para bañarse como Mariana Nannis. Pero tampoco había agua. Porque en la fiesta la habíamos vendido. La habíamos regalado a los invitados de honor junto con los trenes, los teléfonos, la luz, los caminos.
La fiesta terminó, no quedó champán ni pizza. Quedó la esquina y la caja vacía. Quedó el cartón.
6 comentarios:
Difícil reflexionar sobre esto, igual tampoco creo q sea para el debate, es más bien una exposición de realidades, ante la cual solo nos queda aseverarla o disentir de su contenido (sería un tanto hipócrita).
Lo q si puedo decir es q me hizo acordar a una canción y una película, muy tristes, sí, y no por dramáticas sino por reales. Ahí comparto el tema de Alí Primera, cantautor venezolano.
´Qué triste, se oye la lluvia
en los techos de cartón
qué triste vive mi gente
en las casas de cartón
Viene bajando el obrero
casi arrastrando los pasos
por el peso del sufrir
¡mira que es mucho el sufrir!
¡mira que pesa el sufrir!
Arriba, deja la mujer preñada
abajo está la ciudad
y se pierde en su maraña
hoy es lo mismo que ayer
es su vida sin mañana
"Ahí cae la lluvia,
viene, viene el sufrimiento
pero si la lluvia pasa,
¿cuándo pasa el sufrimiento?
¿cuándo viene la esperanza?"
Niños color de mi tierra
con sus mismas cicatrices
millonarios de lombrices
Y, por eso:
qué tristes viven los niños
en las casas de cartón
qué alegres viven los perros
casa del explotador
Usted no lo va a creer
pero hay escuelas de perros
y les dan educación
pa' que no muerdan los diarios
pero el patrón,
hace años, muchos años
que está mordiendo al obrero
Qué triste se oye la lluvia
en las casas de cartón
qué lejos pasa la esperanza
en los techos de cartón
Esta epoca que vivimos es un deja-vu de esos tiempos, no alcanza para la comida pero si para el celular, el freezer, etc... mirá cuando jodamos en unos años como hacemos ahora con esa epoca "yo me pude comprar el celu, el dvd, el microondas, todo en cuotas"... no somos menos pobres, vivimos una pobreza fashion
Es cierto que en un momento de expansión económica, los sectores populares consumen. Eso no es un problema en sí mismo,es esperable. Si aumenta el ingreso de los sectores asalariados, aumenta el consumo.
Lo que parece interesante para reflexionar es por qué consumimos determinados bienes, qué ponemos en juego al querer tener determinados objetos, al llevar a cabo ciertas prácticas.
Para comparar el menemismo con la actualidad yo NO miraría al que se compra un dvd en cuotas, miraría al chacarero que se compra la 4x4, el home theater, el dpto en la gran ciudad... y no paga en cuotas, gracias a la soja pone un peso arriba de otro, y por eso, se cree re banana. En el medio se queja por las retenciones y cuando va a votar... qué boleta agarrará en el cuearto oscuro?
saludosssss
ah...
la canción es triste, tan triste... pero hermosa. Bien ahí con el aporte porteño-venezolano.
Ya que salió el tema de las retenciones estaría bueno que se trate. Es difícil pensar reducir las retenciones, no suena lógico, pero tampoco es lógico pensar que, aumentando las retenciones se pretenda reducir más la brecha entre ricos y pobres. Contrariamente a lo que normalmente se cree, el aumento de retenciones lleva a un aumento de la concentración de riquezas. El pequeño productor tiene que vender su campo a grandes productores (que son los que el campo realmente le es redituable) porque también recibe el mismo porcentaje de retenciones que alguien que tiene más tierra. Esto, lógicamente lleva a que el negocio sea más rentable para quien tiene cada vez más tierra. El que puede comprar la tierra sabe que puede comprar pequeños campos (en argentina hablar de pequeños campos es hablar de menos de 247 hectáreas, según el INTA) a precios más baratos porque sabe que el pequeño productor tiene que sacárselo de encima (porque al aumentar las retenciones, no le da). Entonces habría que ver a dónde van realmente estos aumentos de retenciones, si están bien aplicados, quiénes son los que se benefician, si realmente van a llevar a concentrar aún más la riqueza alrededor de los grupos asociados a Monsanto y Cargill, y a quienes apoyaron el ingreso desregulado de las tecnologías transgénicas a la Argentina (decreto de la época del menemismo, diseñado en esa época por felipe solá que por esos días era menemista, siendo argentina el único país del mundo que no reguló el porcentaje de tierras que pueden sembrarse con transgénicos). Hay que ver también si lo que se recauda de las retenciones lleva a aumentar la concentración de poder por parte de algunos grandes grupos , de lo que nuestro señor presidente en el sur tiene muchos amigos.
Saludos a todos, la página esta buenísima, me llegó por un amigo de Rosario el link. Desde cañuelas, prov. de Bs As.
Seba
hola Seba muchas gracias por tu opinión y plantear un tema tan controvertido como es el de las retenciones.
Personalmente creo en las retenciones, creo que es la única fuente de ingreso que el Estado puede manejar para poder llevar adelante un proyecto mas ambicioso e inclusivo que un simple modelo de acumulación agroexportador, solo a través de la transferencia de las exorbitantes ganancias de agro y su re inversión podemos comenzar a pensarnos como un país que se pretende industrializar. No podemos seguir dependiendo de las coyunturas del comercio y los precios exteriores, tenemos que despegar de esta base económica primaria. Es fundamental industrializar el país y en este contexto histórico el financiamiento para ello esta el en agro.
Pero mas allá de esto que creo fundamental, comparto con vos que se debe tener una política diferencial con respecto a los pequeños productores, es necesario tener una política de protección respecto de impuestos, retenciones y de disponibilidad crediticia a tasa bajas para que el pequeño chacarero no solo no tenga que vender su tierra, sino que ademas pueda mecanizarse, aumentar su productividad, etc.
Hay muchas cosas para hacer y para discutir seriamente entre todos, debemos pensar que país queremos, uno chico de pocos, como fueron estos 30 años desde el 76 o uno inclusivo que implica una reconstrucción, no solo, de un modelo de desarrollo industrial sino del tejido social. También es bueno pensar que tipo de sociedad queremos... quizás esto abarque otras discusiones... el dialogo esta abierto.
un saludo
Vanesa.
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